Un plan para mejorar la gestión y conservación del templo de Debod
El templo de Debod atesora más de 2.000 años de historia. Ahora, gracias al Plan de Conservación Preventiva que hemos desarrollado a petición del Ayuntamiento de Madrid, es posible conocer la historia y el estado de conservación de cada una de las piedras que lo conforman.
Poco queda hoy del edificio dedicado a Isis, que se construyó allá por el siglo II a.C en la baja Nubia, en la región central del Nilo. Pese a todo, el templo sigue despertando el interés de estudiosos y de la sociedad en general, preocupada por su conservación. Desde 1968 forma parte indisoluble de la arquitectura urbana de Madrid.
Pero, ¿cómo llegó a su ubicación actual en el histórico Cuartel de la Montaña del parque del Oeste? Fue el pago y el reconocimiento de Egipto a la implicación de nuestro país en la campaña de recuperación de patrimonio convocada por la UNESCO para salvar hasta una veintena de templos anegados por la construcción de la presa de Asuán.
Por aquel entonces, el templo, abandonado durante siglos, ya había perdido buena parte de su esplendor y porte. Reforzado y reconstruido, quedó sumergido bajo las aguas durante más de cincuenta años. El traslado a España hizo palpable su deterioro, por lo que al montarlo se reconstruyó con piedra de Villamayor, para una mejor comprensión y lectura de unos vestigios totalmente descontextualizados, en un entorno urbano muy diferente a aquel para el que había sido concebido.
De unos años a esta parte, el templo ha vuelto a centrar todas las miradas, gracias en gran medida a la preocupación del Ayuntamiento de Madrid por su adecuada conservación y preservación, tareas para las que ha confiado en el equipo de la Fundación Santa María la Real.
Primer paso: monitorización
Para abordar cualquier tipo de intervención, además, de conocer la historia del edificio, es preciso saber cuál es realmente su estado actual. De ahí, que el primer paso fuese recopilar toda la información disponible sobre el edificio y plantear un proyecto de monitorización que permitiese conocer en tiempo real las condiciones ambientales del templo.
Debod se incluyó en el sistema de monitorización del patrimonio (MHS) desarrollado por la Fundación Santa María la Real y se distribuyeron por sus salas casi 70 sensores y dispositivos inalámbricos que recopilan datos y los transforman en conocimiento útil sobre el estado del edificio, lo que resulta determinante a la hora de plantear próximas acciones de conservación, restauración o mantenimiento.
Junto a la monitorización se organizaron unas jornadas de reflexión que congregaron a expertos de diferentes disciplinas: arquitectos, arqueólogos, historiadores, ingenieros… La principal conclusión de aquellas jornadas fue la necesidad de llevar a cabo una serie de estudios científicos que ampliasen el conocimiento en torno al estado de conservación actual del templo.
Estado de conservación: estudios científicos
Dicho y hecho, en colaboración con la Cátedra UNESCO de Patrimonio de la Universidad Politécnica de Madrid y la empresa Zénit Topografía y Cartografía, contando siempre con la supervisión y el apoyo del Servicio de Restauración y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Madrid, se llevaron a cabo distintos estudios científicos. El equipo trabajó durante un año, en la realización de todo tipo de pruebas y análisis desde cartografías de sales y humedades, a porosimetría por intrusión de mercurio para determinar el grado de deterioro de la piedra, hasta electrometrías, fotografías de alta resolución o estudios termográficos.
¿La principal conclusión? El estado de conservación del templo en su conjunto es adecuado y no se detectan daños motivo de preocupación inmediata. Sin embargo, como el monumento se encuentra expuesto a la presión del clima, para facilitar su preservación es aconsejable adoptar medidas de vigilancia y protección. No se trata de poner una nota, sino de disponer de los medios adecuados para observar de forma constante y continuada la evolución del edificio en el tiempo.
Plan de Conservación Preventiva
Y así, toda la información recopilada, tanto los documentos históricos como la derivada de los últimos estudios y de la monitorización, ha servido de base para trazar un Plan de Conservación Preventiva para el Templo de Debod, que ha implicado la participación de un equipo multidisciplinar de ocho personas con diferentes perfiles desde ingenieros informáticos y electrónicos, a arquitectos, historiadores y aparejadores, quienes se han encargado de digitalizar y organizar toda la información disponible.
¿El resultado? Ahora mismo, los técnicos del ayuntamiento madrileño pueden acceder online a un panel de control, en el que disponen de toda la documentación sobre el Templo de Debod y sus distintas salas: desde la información histórica, a la normativa vigente, la categorización de posibles riesgos y pautas de actuación, hasta las normas de uso del edificio.
Los alzados y planos del templo, la exhaustividad con la que se han desarrollado los estudios e investigaciones, han permitido digitalizar sillar a sillar cada una de las piezas que conforman el templo. De este modo, accediendo al panel, se puede localizar con facilidad datos de cada una de las piezas: desde el material con el que fueron construidas, hasta su composición o posible grado de deterioro. Todo ello se suma a la información que aportan los sensores que, atendiendo a diferentes algoritmos, permiten saber en cada momento si las condiciones ambientales del edificio son las idóneas para su conservación, siguiendo una escala de color: verde, estado óptimo; amarillo, adecuado, con cierto nivel de intervención; rojo, en riesgo.
Del mismo modo, se han categorizado y clasificado los posibles riesgos que pueden afectar a la conservación de Debod, en función de su probabilidad, de las consecuencias que podrían acarrear y de la prioridad que supondría acometerlos. Y, cómo no, se establecen una serie de pautas claras para contrarrestarlos, mediante acciones de conservación permanentes o periódicas, que pueden o no requerir de intervención.
Más aún, el plan contempla las acciones necesarias para el correcto mantenimiento del edificio y, permite a los gestores, actualizarlas o incluir otras nuevas en función de las necesidades de cada momento. Será la mejor base y el punto de partida para futuras actuaciones en el templo que, hoy por hoy es, sin duda, uno de los mejor conocidos y documentados del mundo.